16 agosto 2010

¿HURTOS GENIALES?: LED ZEPPELIN

¿Cuál es la frontera entre el plagio flagrante y las referencias musicales? ¿Entre el robo desembozado y el préstamo legítimo? Hoy muchas bandas de raperos samplean riffs de canciones de éxito, pagan el respectivo permiso por el usufructo, y no pasa nada (o sí pasa, se convierte en un hit seguro; es decir, el negocio redondo). Hace varias décadas, sin embargo, aún contaba el prestigio del autor. Si se robaba, debía hacerse bien, discretamente, para que muy poca gente pudiera hallar de dónde se tomaron tales acordes o armonías, tal línea de bajo o aquel solo de guitarra. Por eso asombra cómo pudo sobrevivir una banda como Led Zeppelin no sólo a la negativa recepción de la crítica en sus primeros años, sino a las diversas acusaciones de plagio con las que tuvo que lidiar -algunas ciertamente con base-, y cómo pudo sobreponerse hasta ser considerada actualmente una de las bandas más importantes de la historia del rock. Como siempre es bueno desempolvar estos entuertos del pasado, para no sucumbir en mitologías extravagantes que presentan a muchos músicos de rock como grandes innovadores que nunca fueron, La Secta del Ruido les ofrece sólo algunos ejemplos (hay más, por si acaso) donde se podrá comprobar que Led Zeppelin no solo fue una gran banda de rock sino una gran banda de pillos expertos en saqueo indisimulado de canciones ajenas. Y lo escribo sin ningún ánimo calumniador, pues soy un gran admirador de su música y de los hurtos geniales.

1. Comparen el riff de la canción «Your Time Is Gonna Come» con el de «Dear Mr. Fantasy» del grupo Traffic.





2. Un periodista de la revista estadounidense Rolling Stone señaló que "Black Mountain Side" de Led Zeppelin no era más que una copia de "Black Water Side" de Bert Jansch. Jimmy Page, en su defensa, arguyó que la canción tampoco era de Jansch sino un folk tradicional irlandés llamado "Down by the Blackwaterside". Pero aún así no modificaron los créditos de las autorías.







3. Led Zeppelin hurtó con desparpajo la versión que Small Faces hiciera de la canción "You need love" de Willie Dixon y la tituló "Whola lotta love", considerada uno de sus clásicos. Finalmente fueron demandados por éste, y por eso actualmente esta canción lleva el crédito de Dixon. Escuchemos las versiones de Led Zeppelin, de Muddy Waters y de Small Faces.







4. Su canción "himno", "Stairway to heaven", tiene una progresión rítmica similar al tema instrumental "Taurus" de Spirit. Se dice además que los Led Zeppelin fueron teloneros de Spirit en sus inicios y que el baterista de esta banda, Ed Cassidy, solía realizar solos prolongados en los conciertos, lo cual influenció en el estilo con el que se haría famoso John Bonham.








04 agosto 2010

SOUNDTRACK: GHOST WORLD (Terry Zwigoff, 2001)

Ghost world es una película con muchos elementos para ser atractiva: primero, es una adaptación a un cómic (una novela gráfica de Daniel Clowes); segundo, narra las vicisitudes de dos amigas adolescentes en busca de su independencia-identidad, y en esas circunstancias una de ellas establece una relación con un hombre mayor a quien lo une cierto distanciamiento anímico con el entorno y un culto por lo antiguo; tercero, como marco adecuado a ello, hay un regusto por lo retro en medio de una puesta en escena más bien posmoderna. Quizá la escena que mejor resuma ese quiebre entre lo deseado y la realidad sea la inaugural, donde Enid baila una canción de un filme hindú de los años sesenta, y la cámara se encarga de mostrarnos sendos vestuarios y decorados: los del video, propios de los "swinging sixties", y los de la habitación de la protagonista.

Pero hay un atractivo adicional: los actores. 1) Thora Birch (quien encarna a Enid) es una actriz que muchos deben de recordar por su papel discreto en American Beauty, de Sam Mendes, como la hija del alelado Kevin Spacey, esa muchacha esquiva que sin embargo se dejaba fisgonear por la ventana sus turgentes, generosas tetamentas (Denegri dixit). También la vimos en Smokers interpretando a una punkie que jugaba temerariamente a la ruleta rusa. Como último dato, se rumorea que participará en la nueva versión fílmica de la historia de Bonnie & Clyde, actualmente en etapa de producción. Pero cada actor puede ser recordado por una sola película en especial y la de Thora Birch es Ghost world. De hecho Birch se roba la atención en casi todo este filme interpretando el personaje femenino más entrañable de esta última década, por lo menos en el cine estadounidense. 2) Scarlett Johansson. Para muchos la actriz más sensual de Hollywood desde Kim Basinger. Para muchos también sólo un bello rostro para saldar con las ventas el costoso presupuesto de filmes de entretenimiento. Cuando la vimos hace poco estampar en público un beso ridículo a la más ridícula Sandra Bullock, casi dijimos "Plop!" y nos desplomamos hacia atrás, pero no, la chica no es una mala actriz, y aunque no es una luminaria ni un portento para la actuación, creo que ha tenido el mérito en tan pocos años de haber escogido algunos papeles que la ponen en una posición decorosa. Por lo menos hay tres notables producciones del celuloide que serían inimaginables sin su presencia: Lost in translation (o como la han titulado por estos lares, Perdidos en Tokio), de Sofia Coppola, Match Point, de Woody Allen, y ésta, Ghost World. 3) Y finalmente Steve Buscemi, uno de los actores estadounidenses más brillantes, casi siempre relegado (o quizá debería decir autorrelegado) a papeles secundarios, seguramente porque por convicción prefiere mantener el perfil bajo en una industria y una sociedad que produce megalómanos en serie (y no sólo en el cine). Sus personajes por lo general son losers u outsiders (algunos "esquizos", como en Reservoir Dogs de Tarantino); en esta película es un obseso coleccionista de discos de blues, country y jazz de las primeras décadas del siglo veinte, un rara avis que conjuga su desprecio contra lo existente con su amor por la música (algo que, en un nivel más modesto, diríase con cuentagotas, intentamos congeniar en este blog).


El soundtrack de Ghost world no tiene pierde: se escucha desde los Buzzcocks hasta Devil got my woman de Skip James, legendario cultor del Delta blues. Seleccionamos Jaan Pehechaan Ho del músico indio Mohammed Rafi, originalmente incluida en el filme hindú Gumnaam, de 1965, perteneciente a la otra "Meca" del cine de los sesenta, Bombay "Bollywood". Para los amantes de la moda retro (garageros de Lince abstenerse), incluimos tanto la versión editada de Ghost world como la original hindú. Igualmente la escena donde Enid, tras hastiarse de sus casetes de bandas punks, descubre la añeja Devil got my woman (1931), y como complemento la misma canción aunque completa.

























31 julio 2010

COVER: MOTHER NATURE'S SON

No he podido evitarlo. La combinación era de por sí explosiva como para eludirla. Quienes visiten de cuando en cuando este blog podrán notar que hay dos nombres casi recurrentes en los posts, uno de fama reciente, el otro legendario. El primero es Jack White, líder de esa banda casi unipersonal que fue The White Stripes (con su ex esposa Meg en la batería), y luego parte importante de otros proyectos musicales interesantes como The Raconteurs y The Dead Weather. Jack White es para muchos (me incluyo) el último prodigio del rock. Por eso fue una grata sorpresa hace algunos meses enterarnos que su Beatle favorito era nada menos que Paul McCartney (cuando todas las apuestas corrían a favor de Lennon), y lo fue aún más conocer que Jack White estaba incluido en la nómina de los músicos que homenajearon en la Casa Blanca al ex Beatle, quien recibiera en el mes de junio el Premio Gerwshin a la Música Popular, el más alto galardón que otorga la Biblioteca del Congreso norteamericano. Bueno, el evento estaba programado para ser transmitido en todo EEUU el 28 de julio, y vía internet, por esas fechas pudimos apreciarlo. Añádase que ayer la vida completó un ciclo para mí y abrió uno nuevo (cumpleaños, otros le llaman); anótese que Jack White no solo cantó "Mother nature's son", sino conjugó en su versión la estrofa minimalista de "That would be something", del heroico primer disco solitario de McCartney; agréguese que su interpretación me sonó a poesía pura, no la escrita sino la oral, aquella que proviene de las lejanías insondables y se confunde con la propia naturaleza, curiosamente el tema del propio canto... Junten todo ello y entenderán por qué es inevitable presentarles aquí y ahora este precioso cover de un grande para otro grande. Porque solo entre verdaderos genios puede existir tal comunión. Lo demás es silencio (o cháchara de ignaros).






30 abril 2010

LOS MEJORES ÁLBUMES DE LA DÉCADA (III)

Con esta entrada, la Secta del Ruido cumple con entregar su última selección de reseñas de algunos álbumes incluidos en su lista de los mejores de la década, con un video de cortesía por disco. Otros cinco álbumes que insuflaron un poco de oxígeno al decadente panorama del rock actual. Bandas con propuestas disímiles, algunas herederas del "rock de raíces", otras de tendencia más experimental; cantantes convertidos en Popes intocables pero con la suficiente energía y lucidez para brindarnos aún buena música; toda esta fauna de "freaks" heterodoxos y ortodoxos del rocanrol, juntos pero no revueltos, compone el bestiario de esta lista, por más que algunos tengan pinta de "formalitos". No nos engañemos por las apariencias. Escuchemos su música, dejemos que ella hable a través del rasgueo de una guitarra eléctrica. Provecho.



Sonic Youth: THE ETERNAL. Su último gran disco fue GOO, de 1992; dos años después lograron revitalizarse con DIRTY, y tras ello parecieron seguir el destino de la mayoría de bandas de rock otrora innovadoras: repetir la fórmula pero sin el lustre de épocas pretéritas. Por eso este álbum fue una grata sorpresa para muchos de sus seguidores. Comparado con sus mejores trabajos, THE ETERNAL es solo una muestra de que a Sonic Youth aún le quedan algunos cartuchos "noise" que detonar. Pero en relación con el camino que venía recorriendo la banda en los últimos quince años (más o menos), THE ETERNAL es un vigoroso ejercicio de noise-pop para agitar almas inquietas.



The Fleshtones: TAKE A GOOD LOOK. Esto es garage ochentero de una banda que no tiene nada que perder. Después de publicar un disco glorioso hace casi tres décadas(ROMAN GODS, 1982), supieron guardar un perfil bajo y mantenerse como una banda de culto para un séquito de freaks y admiradores de los sonidos retro. Tras varios años sin grabar, el 2008 reaparecieron con la misma vitalidad de sus mejores tiempos, impetuosos, desenfadados, fiesteros. Pocas, pero entusiastas reseñas, dieron fe de este notable retorno del sonido "vintage" de Peter Zaremba y sus Tonos Carnosos. No apto para rastas ni para metaleros.



Bob Dylan: MODERN TIMES. Convertido en todo un bluesman, el viejo Zimmerman se jugó sus últimos arrestos vocales en este álbum. Por eso quizá pareciéramos escuchar canciones añejas, de hace por lo menos cincuenta años, salidas de la garganta aguardientosa de un esclavo en el mítico condado faulkneriano Yoknapatawa. Pero no nos ilusionemos, de hecho su temática es contemporánea, quizá demasiado: en "Thunder in the mountain" se conmueve con la infancia de la cantante Alicia Keys mientras recorre Tennessee... No importa, te perdonamos, Dylan, con tal que sigas cantando, como en este disco, tus sempiternas estrofas de aflicción y otros sentimientos mundanos.



The White Stripes: WHITE BLOOD CELLS. Los Rolling Stones lo nombraron su más digno sucesor. Jimmy Page no se quedó atrás y lo calificó de genuino héroe del rock. Nos referimos a Jack White, el padre de esta criatura, su banda-dueto The White Stripes, junto a su ex esposa Meg White. Para mí, este individuo de facha algo estrafalaria es simplemente un genio. Algunos incautos podrán escuchar The Strokes y creer que es la octava maravilla, o presumir de algunas bandas "caletas" de garage; en verdad, da igual, pues el enorme talento de Jack White es inmune a las creencias o prejuicios de un puñado de músicos frustrados o aprendices de críticos. Escuchen detenidamente este disco y los otros cinco que pergeñó la banda y sabrán de las alturas melódicas y sonoras a las que puede llegar este héroe generacional.




Death Cab for Cutie: TRANSATLANTICISM. Este grupo ha hecho del minimalismo melódico su modo de expresión artística. Mientras en los 70, las bandas dinosáuricas del rock progresivo (pienso sobre todo en Yes) necesitaban de grandes malabarismos de virtuosismo para probarse que hacían "música selecta", hoy por hoy bandas como Death Cab for Cutie nos entregan otra receta, menos pretenciosa pero más eficaz: desprenderse de sobreproducciones artificiosas y ofrecernos la melodía en su desnudez esencial. Música no solo para el oído (órgano vulgar), sino para el cerebro.

23 marzo 2010

LOS MEJORES ÁLBUMES DE LA DÉCADA (II)

Como no tiene mucho sentido ofrecer listas de álbumes sin el audio respectivo, agrego en este post una parte de la cereza que faltaba a tan suculento pastel. Me hubiera gustado dedicar un post por cada disco, pero sería un esfuerzo inútil. Por experiencia sé que así alguien se esmere en argumentar en treinta párrafos por qué un disco es imprescindible, o por lo menos valioso, siempre habrá algún primate que se rasque las axilas y espectore por todo comentario: "No me gusta". De modo que es mejor optar por la brevedad, por la reseña sumarísima.

En una escena de la película "Sidewalks of New York", un aprendiz de rockero le enseña a su flamante novia (Brittany Murphy) algunos discos de vinilo en una discotienda, entre ellos EXILE ON MAIN STREET y LED ZEPPELIN I, y mientras le va mostrando los álbumes, le comunica una suerte de declaración de principios: "Nena, si escuchas estos discos y no los aprecias, entonces de seguro hay algo mal en ti y definitivamente vamos a tener serios problemas". De modo que aquellos primates que no aprecien esta lista ya están avisados de lo que pienso de ellos y de su manera de entender el rock y la música en general.

Yeah Yeah Yeahs: FEVER TO TELL. Se me antoja comenzar con esta banda neoyorquina. En su primer álbum se decantan por un sonido áspero, abisal. Ritmos básicos, letras directas, una cantante con un dominio de escena y una interpretación vocal que nos recuerda a la joven Siouxsie Sioux y sus Banshees. Se llama simplemente Karen O. La acompañan Nick Zinner en la guitarra y Brian Chase en la batería. Un trío. Parece que lo mejor de las nuevas bandas está en estas formaciones mínimas, que prescinden (al menos en lo formal) de un bajista, como es el caso también de los White Stripes (un dúo). Un álbum potente, visceral, protopunk y también power-pop. Absolutamente yeah yeah yeah!!!






Robert Plant and Alison Krauss: RAISING SAND. Por un lado un viejo rockero de raíces blueseras y ex frontman de una superbanda de hard rock, por otro lado una violinista de formación clásica y cultora del bluegrass. Ambos con voces espléndidas. El disco condensa las dos influencias, aunque predominan las melodías crepusculares y los tonos neutros, si bien no se olvida de obsequiarnos un par de portentosas muestras de hillbilly.



Nick Cave & The Bad Seeds: DIG, LAZARUS, DIG!!! El cincuentenario músico australiano nos trajo esta última deflagración sonora junto a su mítica banda The Bad Seeds. Algunos dirán que ha bajado un poco los decibeles, que ya no está tan noise como antes… bueno, siempre tuvo sus momentos sosegados, pero lo que no ha perdido es el desquicio, al ritmo de una música aparentemente calma y que al mismo tiempo puede destrozar los nervios del más templado.



The Flaming Lips: YOSHIMI BATTLES THE PINK ROBOTS. He aquí un álbum que caló en el ánimo de la generación post segundo milenio. Menos pretencioso que su antecesor SOFT BULLETIN (“el PET SOUNDS de los años noventa” para muchos), gozó sin embargo de mayor popularidad, gracias a una buena combinación de contagiantes melodías con arreglos más austeros, una fórmula que muchos aplican pero que solo a muy pocos (como es el caso de The Flaming Lips) les da resultados tan tremendos y entrañables como en este disco.



Neil Young: LIVING WITH WAR. Este es un disco de una leyenda que aún cree en el compromiso del artista o engagement. En el rock ha habido varios antecedentes, desde Bob Dylan hasta John Lennon, y el radicalismo de MC5. Neil Young ha escogido el camino del activismo ecologista y la crítica al espécimen más burdo del pensamiento republicano (Bush Jr.). Los Rolling Stones hicieron algo parecido en su último álbum A Big Band, aunque a través de una sola canción. Young nos propone un álbum completo de protesta, sin descuidar la calidad musical ni la contundencia rocker.

08 marzo 2010

LOS MEJORES ÁLBUMES DE LA DÉCADA

Inspirado en dos recientes listas de los 100 mejores álbumes de la década (NME y RS), he elaborado mi propia lista, aunque modestamente solo se limita a los 20 mejores. El orden de las ubicaciones no obedece al de un ranking, sino se limita a respetar la cronología, lo cual me parece un criterio más ecuánime, pues hacer un ranking entre grandes álbumes es un ejercicio bastante arbitrario. El filtro, se supone, ha sido previo, en la selección de los que merecían estar en la lista. Como aún así es imposible descartar otros discos interesantes, también incluyo al final, como una suerte de mención honrosa, una relación de diez álbumes que dignificaron el alicaído panorama rockero de esta última década.

Como es posible que muchos aficionados de la última generación se sorprendan por la no inclusión de varias bandas “favoritas”, de manera sumaria trataré de explicar cuál ha sido el criterio de la selección, al paso que daré mi opinión de las listas de NME y RS.

Lo primero que se debe decir con toda claridad sobre estas dos listas del mundo angloparlante es que son un verdadero fraude. Es cierto que la de RS es más ridícula y barata que la de NME, pero en lo esencial son similares y son el reflejo del nefasto rumbo que ha tomado la escena rock en los últimos años. Solo en una época en que se ha perdido la brújula musical podrían destacar bandas mediocres como Radiohead, The Strokes o Coldplay, cuyos discos son los típicos trabajos hechos para escuchar y arrojar al basurero de la historia. Otras bandas, como Kings of Leon, Interpol o Queens of the Stone Age, por momentos más adecentadas musicalmente, sin embargo no tienen ningún disco que realmente dé la talla para figurar entre lo mejor de la década; se quedan en el gesto, en la inspiración de un par de canciones, pero nunca llegan a despegar. También está el caso de las “leyendas” recientes u otras más antiguas. Entre las primeras, Björk ha granjeado su prestigio en un ardid publicitario, aquel que la vende como una artista de vanguardia. Entre los segundos, se hallan Bruce Springsteen o Leonard Cohen, cuyos discos suelen ser aclamados como si se tratase de una genialidad indiscutible. Sin embargo, ni Björk, ni Springsteen ni Cohen han publicado en los 00’s un álbum que valga la pena, por tanto incluirlos hubiese sido como un saludo a la bandera, y de eso no se trata.

Para La Secta del Ruido toda lista canónica debe respetar un orden inicial que se basa en la importancia del músico, y a partir de allí, se debe seleccionar el listado de discos sobre el criterio de calidad por encima de su repercusión. Por ejemplo, si Los Rolling Stones en los 00’s hubieran sacado un álbum notable pero que no hubiera sido más popular que alguno de Arctic Monkeys o Franz Ferdinand, efectuada la criba respectiva, si fuera necesario desechar a dos de los tres, los desechados nunca podrían ser los Stones, por respeto a la historia, al rock y sobre todo a la música. Pero Los Rolling Stones no editaron ningún gran álbum en los 00’s y por eso tampoco son incluidos. Y aunque admiro la música de Brian Wilson y Johnny Cash, no me han terminado de convencer sus últimos trabajos, aunque pueda sonar a herejía para los especialistas. Sin embargo, sí están Paul Simon, Paul McCartney, Neil Young y Van Morrison, grandes ausentes en las listas de NME y RS, cuya sola omisión provoca vergüenza ajena.

A otros les parecerá que The Hives o The Libertines son bandas imprescindibles de la última década; otros reclamarán por Beck, Red Hot Chili Peppers o System of a Down; bueno, siempre habrá gente a la que le guste más una banda que otra, de hecho a los amantes del heavy metal les indignará no incluir a Metallica o lo último de AC/DC… Mala suerte, muchachos, quizá en el próximo milenio.

Finalmente, dos aclaraciones. La primera: esta es una lista de álbumes de rock, por tanto es básicamente angloparlante. Quizá en otro idioma exista algún disco destacable de rock, pero aún no lo hemos escuchado, menos en esta década. La segunda: la década la contamos del mismo modo que los ingleses y estadounidenses, desde el año 2000 hasta el año 2009, por tanto no entraremos en la discusión bizantina según la cual las décadas comienzan en el año 1, 11, 21… y terminan en el año 10, 20, 30 y así sucesivamente. Para nadie el año 30 pertenece a la misma década que los años 21, 22, etc., y no es mi intención cambiar esa creencia.

LOS 20 MEJORES ÁLBUMES DE LA DÉCADA
(2000-2009, en orden cronológico)


Paul Simon: You’re the One 3 de octubre de 2000


The White Stripes: White Blood Cells 3 de julio de 2001



Bob Dylan: Love and Theft 11 de septiembre de 2001



Van Morrison: Down the road 14 de mayo de 2002



The Flaming Lips: Yoshimi Battles the Pink Robots 16 de julio de 2002



The White Stripes: Elephant 1 de abril de 2003



Yeah Yeah Yeahs: Fever to Tell 29 de abril de 2003


Death Cab for Cutie: Transatlanticism 7 de octubre de 2003


U2: How to Dismantle an Atomic Bomb 22 de noviembre de 2004



Paul McCartney: Chaos & Creation in the Backyard 12 de septiembre de 2005



Neil Young: Prairie Wind 27 septiembre de 2005



Neil Young: Living with war 2 de mayo de 2006


New York Dolls:
One Day It Will Please Us to Remember Even This 25 de julio de 2006



Bob Dylan: Modern Times 29 de agosto de 2006




Paul McCartney: Memory Almost Full 4 de junio de 2007



Robert Plant and Alison Krauss: Raising Sand 23 de octubre de 2007

The Fleshtones: Take a Good Look 22 de enero de 2008


Nick Cave & The Bad Seeds: Dig, Lazarus, Dig!!! 3 de marzo de 2008


R.E.M.: Accelerate 31 de marzo de 2008


Sonic Youth: The Eternal 9 de junio de 2009



Mención honrosa para los siguientes diez álbumes (en orden alfabético):
Arcade Fire: Funeral (2004);
Broken Social Scene: You forgot it in people (2002);
George Harrison: Brainwashed (2002);
Klaxons: Myths of the near future (2007);
MGMT: Oracular spectacular (2008);
New York Dolls: Cause I Sez So (2009);
Super Furry Animals: Rings around the world (2001);
The Good, The Bad and The Queen: The Good, The Bad and The Queen (2007);
Wilco: Yankee Hotel Foxtrot (2002);
Yo La Tengo: And Then Nothing Turned Itself Inside Out (2000).

15 febrero 2010

SOUNDTRACK: ACROSS THE UNIVERSE (Julie Taymor, 2007)

Julie Taymor es una directora interesante, "políticamente correcta" es cierto, pero que tiene un trabajo muy creativo en cuanto al aspecto escénico. Luego de su oscura primera película Titus, nos dio su visión particular del binomio Diego Rivera y Frida Kahlo en el film Frida. En Across the universe vuelve a plantear con ingenio una puesta en escena que si bien respeta el contexto histórico promueve un acercamiento más imaginativo, entre surrealista y sicodélico, de la música de Los Beatles. A diferencia de Frida, aquí no se trata de un biopic, sino de una ficticia historia de amor que sirve como pretexto para escuchar buena parte del catálogo más conocido de la banda liverpoolense, en covers más que estimables, con sus altos y sus bajos, como podría suponerse al tratarse de la banda de rock más versioneada del planeta.
He seleccionado, inaugurando la sección Soundtrack, los covers Come together (con Joe Cocker), I want you (she's so heavy), I am the walrus (con Bono) y Why don't we do it in the road, incluidos en sendas escenas de Across the universe, y como plus Flying, la cual aparece en los créditos finales, pero no podría haberla desechado porque es impresionante.










15 enero 2010

OBITUARIO ROCK 2009

En La Secta del Ruido queremos brindarle nuestro humilde homenaje a seis importantes figuras del rock que se fueron el 2009. Aunque con ellos no hubo masivas despedidas ni ostentosos funerales como los del bailarín moonwalker, su legado trascenderá la liviandad de los grandes montajes publicitarios y permanecerá como paradigma de lo perdurable en la música popular de los siglos XX y XXI.

Ron Asheton
Muerto el 6 de enero. Causa: ataque cardiaco. Edad: 60 años.
Escucho en mi habitación los riffs de guitarra de I wanna be your dog y me reencuentro con la magia del rock de raíces, la pureza de la música en su estado primitivo, salvaje. Su sonido nos comunica una verdad transparente: bastan pocos acordes y menos de seis minutos para realizar una obra musical artísticamente válida, porque a veces un riff puede comunicar mejor un sentimiento que una ópera de dos horas... Ya oigo los denuestos de los reaccionarios de la cultura, siempre al acecho, esperando el menor descuido para soltarnos sus monsergas canónicas. Hace unos años fue Luis de Pablo, meses atrás Mario Bunge, ayer Abel Posse (este último un novelista posmoderno y un fascista declarado, por algo será). Todos ellos anteponen La Verdadera Música al Rock. Los medios de comunicación asienten, parecen coincidir en que se están perdiendo de algo grande quienes no leen partituras ni han asistido nunca a La Scala de Milán. Pero desde estas trincheras tenemos una carta bajo la manga y se llama Ron Asheton. Hoy es solo un fantasma, pero el equipo de sonido se encarga de hacernos escuchar una vez más sus riffs, como el de No Fun, y es suficiente, es demasiado contundente para alinearnos entre los nazis culturales que aún creen en una sola manera de hacer música. No, señores De Pablo, Bunge, Posse y todos sus seguidores trasnochados, no hay un solo paradigma para valorar la música, sino hay diferentes registros, diversas propuestas de lo musical, y en cada una de ellas la calidad artística se mide a través de otros patrones. Un aria, aun la más sublime y perfecta, no es equiparable a un riff de guitarra, del mismo modo que ningún capítulo del Ulises de Joyce puede comunicar lo que comunica un haiku. Esta es la gran enseñanza del pop y del rock: la brevedad, la simplicidad de recursos, es también válida en el arte musical. Gracias, Asheton, por habérmelo hecho recordar esta tarde en mi habitación, luego de oír la noticia de tu muerte en medio de proclamas retardatarias de algunos difusores de la cultura encorbatada y seria.




Lux Interior
Muerto el 4 de febrero. Causa: problemas cardiacos. Edad: 62 años.
Quienes ahora frisan los cuarenta años y en la década de los ochenta deambulaban por el centro de Lima en búsquedas etílico-existenciales, recordarán el cine club de la Cooperativa Santa Elisa, en la avenida Caylloma. Las imágenes se diluyen en capas dispersas y borrosas, pero allí estamos, acomodándonos en una de las butacas, a la espera del acontecimiento musical del año para los adolescentes asiduos del No Helden: la proyección de la película URGH! A Music War (La Guerra Musical). Entre los bichos que desfilan en el ecran se hallan bandas seminales del rock ochentero como Echo & The Bunnymen, X, The Fleshtones, Gang of Four, Pere Ubu, Dead Kennedys, Devo y por supuesto The Cramps, estos últimos gestores del vamp rock. Aparecen como entes inciertos que, cual adoradores de Eros y Thanatos, conjugan el placer con la ultratumba. Lux Interior, cantante y frontman, es la provocación encarnada. Pantalón de látex negro, ajustado hasta los cojones; torso desnudo y lampiño; algunas chicas gesticulan, se ponen nerviosas, se excitan en silencio. Lux Interior canta y se contonea, ante las miradas cachacientas de la ansiosa Poison Ivy; el sonido crudo de las guitarras esparcen una atmósfera de oscuridad pero también de concupiscencia apenas disimulada, y de pronto el cantante de los Cramps succiona el micrófono de mano como si fuese un objeto sexual del deseo, y se retuerce, gime, lujurioso. Nunca unos labios pidieron a gritos una violación como los labios silenciosos de la insinuante Ivy. Noche de orgasmos (no solo femeninos) en el Santa Elisa. Buen viaje a lo desconocido, Lux Interior, irreemplazable rey del porno rock. Q.E.P.D.





Sky Saxon
Muerto el 25 de junio. Causa: infección general. Edad: 63 años.
La primera vez que escuché a The Seeds fue en la casa de “Arturillo” Vigil, a comienzos de los noventa, quien tenía una vieja edición en vinilo de su primer álbum homónimo. A todos nos gustó especialmente Pushin’ too hard, con esa pujante voz de Sky Saxon y esos tecladitos que sonaban como bajos frenéticos y condensaban lo mejor del garage rock. Qué tiempos aquellos. Aún no había llegado a Lima desde España el stock (o debo escribir “sobrestock”) de revistas RDL, ilustrándonos sobre la movida garage, en un artículo reivindicativo de bandas estadounidenses de los años psicodélicos pero que empleaban el fuzztone y el sonido low-fi casero. Luego otro viejo amigo me animó a comprar Nuggets, primer compilatorio de garage rock; una joya que me precio de tener, en vinilo, como debe ser. Después surgió un proyecto de un fanzine (creo que se llamaba Sótano Beat o tal vez Sótano Bitch), los malentendidos, las broncas, los celos encubiertos, los Judas… y todo terminó con mi distanciamiento y un nuevo fanzine, La Secta del Ruido, del que este blog es su hijo virtual. Pero en honor a la verdad, nunca comulgué con el lema “solo el garage salvará al rock” de mis antiguos camaradas, empeñados en fabricar escaramuzas ficticias contra otros estilos y otras movidas dentro del rock, a la par que se presentaban como gurús del buen gusto. Al final acabaron escuchando baladas almibaradas de Regina Alcóver, así como bandas nuevaoleras y chicheras, mientras despotricaban del “ruido”, vaya rockeros… Sin embargo, como toda experiencia tiene su lado positivo, no puedo negar que una de las cosas más geniales de estos escarceos en el garage rock fue Sky Saxon y sus The Seeds, en principio su primer álbum, aunque la verdadera sorpresa vino después, tras la escucha de A web of sound, su segundo disco, mucho más sólido musicalmente y con variadas texturas. Solo por ese par de discos, The Seeds ya tiene su lugar en el panteón de la música popular. Hasta siempre, Sky Saxon, mártir y comediante del rock.




Gordon Waller
Muerto el 17 de julio. Causa: ataque cardiaco. Edad: 64 años.
Como a todo admirador de los Beatles, mi interés inicial por Peter & Gordon solo se podía explicar porque cantaban varias canciones que Paul McCartney había compuesto para ellos. Ya se sabe la historia, Paul salía con la hermana de Peter Asher, la preciosa Jane, y se interesó en promover el éxito del dúo, dando siempre en el blanco. El otro componente era Gordon Waller, un escocés cuya voz de barítono podía conmover al más descorazonado cuando interpretaba algunas de sus baladas más sentidas. Algunos dijeron que eran los Simon & Garfunkel del Reino Unido, pero era solo una exageración, para qué nos vamos a engañar. De todos modos fue un buen dúo en una época en que el pop era inocente y tierno. Y como cantante, Gordon Waller es con todo derecho una leyenda del pop.




Willy DeVille
Muerto el 6 de agosto. Causa: hepatitis C y cáncer de páncreas. Edad: 55 años.
En el caso de Willy DeVille opera mucho la nostalgia por una canción. La primera vez que escuché la maravillosa You better move on fue en un cover de este neoyorquino francófilo. Si mi memoria no me traiciona, Gerardo Manuel tuvo la buena idea de incluirlo en su programa de videoclips Disco Club. Sus bigotitos afrancesados y su apariencia desgarbada, casi famélica, le imprimían un sello de cantante cool difícil de rechazar. Y lo mejor, cantaba You better move on del hoy casi olvidado compositor Arthur Alexander, pionero del country soul. Años después, en una discotienda me decidí por un compilatorio de baladas de los Stones, Slow Rollers, que traía el cover que la banda británica hiciera en 1964, luego de ello la versión de DeVille como que pasó a un segundo plano… pero esa es otra historia. Hoy me mueve la nostalgia y simplemente quisiera brindar por Willy DeVille y a la vez recordar que gracias a él supe cómo encandilarme por You better move on. O cómo acariciar el cielo con una canción.




Les Paul
Muerto el 13 de agosto. Causa: neumonía. Edad: 94 años.
Famoso por haber sido el inventor de la guitarra Gibson que lleva su nombre, Les Paul también integró un sosegado pero líricamente impecable dúo en los años cincuenta, a lado de su esposa y cantante Mary Ford, en donde por primera vez usó la grabación multipista, otro revolucionario invento suyo que permitió el overdubbing. El dúo tuvo una trayectoria exitosa e incluso durante años condujeron un espacio televisivo. Hace más de una década pude conseguir un casete original de este dúo, y cada vez que lo escucho me doy cuenta del inmenso caudal de hermosas melodías injustamente relegadas o ignoradas por los patrocinadores de “lo que está de moda”. Para contrarrestar la amnesia general pulso ahora play en mi casetera y dejo que el sonido de How high the moon reviva mejores tiempos, ya lejanos, en los que yo aún no existía. La eternidad te acompañe, Les Paul, uno de los dioses de lo que luego vendría a llamarse rock.