06 agosto 2012

"EL HOMBRE QUE REVIVIÓ A JOHN LENNON" - LA REPÚBLICA

Ayer apareció en el suplemento DOMINGO de La República  una excelente nota escrita por el periodista Ghiovani Hinojosa sobre mi novela Karma instantáneo para John Lennon. (Para leer la versión de la web solo deben pulsar el enlace).

De entrada, siempre me han fascinado títulos como "El hombre que sabía demasiado" de Hitchcock o "El hombre que fue Jueves" de Chesterton. Por otro lado, el periodista ordenó los datos de una conversación de más de dos horas de manera que todo encajara perfectamente en la historia de gestación y proceso de mi novela, lo que me parece más atractivo que si se hubiera publicado como una simple entrevista. Si bien debo decir que en algún par de cosas se tomó algunas licencias (por ejemplo, no dije que creía que McCartney se sintiera actualmente como el Lennon ficticio de mi novela; lo que puntualicé es que tuvo esos sentimientos en los años inmediatamente posteriores al asesinato de John, pero que más bien actualmente parecía haberlos superado). Sin embargo, en mi opinión, la nota periodística no tiene por qué transmitir a pie juntillas las declaraciones del autor; el periodismo también puede ser, en un buen sentido, un ejercicio de ficcionalización y construcción de personajes.

Enseguida las fotos de la edición impresa.


03 agosto 2012

ENTREVISTA PARA PÁGINA WEB DE EL COMERCIO

Hace unos días en la página web de El Comercio se publicó el video de una entrevista sobre mi novela. Aquí también pueden verlo.

Tengo varias reseñas sobre discos de rock encarpetadas y algunas nuevas ideas para nuevos posts, así que pronto la Secta del Ruido volverá a la normalidad, luego de este algo espacioso receso debido, entre otros asuntos, a la presentación de mi novela.

25 junio 2012

ENTREVISTAS EN EL COMERCIO Y EXPRESO: "KARMA INSTANTÁNEO PARA JOHN LENNON"


Les dejo las fotos de dos entrevistas recientes: la primera publicada el martes 12 de junio en el diario Expreso; la segunda aparecida en el diario El Comercio el lunes 18 de junio. Para leerlas pueden usar el zoom o de lo contrario guardarlas en su computadora y abrirlas con algún programa para visualizar fotos.

Asimismo como algunos familiares y amigos me preguntan dónde pueden adquirir un ejemplar de mi novela, les confirmo que lo pueden hallar, en Lima y provincias, en cualquiera de las librerías Crisol (si pulsan el enlace podrán ingresar al portal de esa cadena de librerías,  donde "Karma instantáneo para John Lennon" figura entre las novedades). También lo pueden encontrar en las librerías Íbero, La Familia y Época, solo en Lima.



31 mayo 2012

PRESENTACIÓN DE "KARMA INSTANTÁNEO PARA JOHN LENNON"

Están todos invitados a la presentación de la novela Karma instantáneo para John Lennon (Grupo Editorial Mesa Redonda), que se realizará el martes 12 de junio a las 7:30pm en el Jazz Zone de Miraflores (Av. La Paz 656, Psje. "El Suche"). Entre los presentadores figura el escritor y periodista Enrique Planas.
Los espero. Brindis asegurado.

27 abril 2012

KARMA INSTANTÁNEO PARA JOHN LENNON


¡Al fin! Más de un año después de haberla concluido, está ad portas de publicarse mi "novela beatle" bajo el conocido sello editorial Mesa Redonda. Pronto habrá noticias sobre la fecha de la presentación (algún día del mes de mayo) y otros datos referidos a su  distribución y recepción en los medios. Mientras tanto, valga como adelanto la ilustración de la cubierta del libro.

Para evitar tempranos malentendidos -"¿es una novela juvenil?", me preguntó alguien antes de leerla-, aclararé que no es una típica "novela beatle", es decir la ficcionalización de una historiografía al uso sobre los liverpoolenses (como podría serlo la historia de un filme como "Nowhere Boy"). Me refiero también a que, como autor, mi intención ha sido escribir una novela donde la beatlemanía sea un referente pero, ni con mucho, su único foco de interés. La idea ha sido crear una historia que pueda interesar a un lector no solo desvinculado de la imaginería beatle sino incluso abiertamente alérgico a ella. Algunos comentarios recibidos por "no fans" me indican que puedo haber acertado. Doy por hecho que a la mayoría de los admiradores de los Beatles, de Lennon y también de McCartney, les complacerá su lectura, obviando algunas aristas polémicas.

Hasta pronto, muchachos.

29 febrero 2012

SOUNDTRACK: "THE BIG LEBOWSKI" (Joel & Ethan Coen, 1998)



Pocas películas tan hilarantes, disparatadas, incongruentes, fallidas y al mismo tiempo memorables como The Big Lebowski (1998). Considerada una "película de culto", desde hace más de una década se organizan festivales en su homenaje en Los Ángeles y Londres, entre otras ciudades angloparlantes. La devoción de sus admiradores por esta cinta ha llegado al extremo de crear una logia virtual denominada dudeísmo (dudeism), inspirada en el "pensamiento guía" de The Dude, alias del personaje central de la película, Jeffrey Lebowski (un notable Jeff Bridges). El dudeísmo se puede resumir en una de sus frases: "The Dude abides" ("El Amigo se atiene" o "El Amigo cumple"), lo cual se expresaría en un estilo de vida lejano del sueño americano: el personaje es un ex hippie, aficionado a la marihuana, el yoga y los bolos, desempleado por convicción y ex activista en las revueltas de Seattle, quien es percibido desde el sector integrado al sistema como un "vago" ("you're a burn, a deadbeat!", le grita en una escena su homónimo millonario). Como contrapartida, su mejor amigo es un ex marine combatiente en Vietnam y converso al judaísmo, quien en pensamiento y acción se ubica en las antípodas de todos los valores (o antivalores) de The Dude. En medio de ambos, el despistado Donny solo destaca cuando debe demostrar sus habilidades en el juego de bolos. Pero si hay un elemento que homogeniza a este peculiar trío es la carencia de dinero. Por eso, más que en la historia o en su narrativa -entretenida en su laberinto de escenas aleatorias-, la fuerza de la película reside en su caracterología: personajes indemostrables, cuya existencia solo puede ser posible dentro de los límites del pastiche o el cómic, pero que se realizan en la pantalla en la medida en que ironizan algunos aspectos de muchos espectadores, en un ámbito inter (o extra) generacional. Por eso también puede haber lecturas contrapuestas: habrá quien vea en The Dude un pretexto para la comedia negra, cuyas víctimas propicias serían los nostálgicos de la era del hippismo y el activismo político; pero habrá igualmente quien pueda descubrir en el subtexto una crítica antiglobalización a modo de parodia.


Como todo buen hippie, The Dude expresa sus convicciones no solo en el discurso sino en sus preferencias musicales, y de modo coherente se deleita escuchando más de una canción de CC Revival con la misma pasión con la que luego mostrará su aversión por los Eagles. De todos modos la música de ambas bandas figura en el soundtrack del filme, el cual por lo demás es absolutamente flexible con los géneros en los que se desenvuelven los músicos e intérpretes: de Bob Dylan a Gipsy Kings, de Elvis Costello a Yma Sumac, de Henry Mancini a Mussorgski, el abanico sonoro es tan amplio como los gustos de los hermanos Coen y el productor musical T-Bone Burnett.


La Secta del Ruido ha elaborado a partir del soundtrack la siguiente lista: The Man in Me de Bob Dylan; Just Dropped In (To See What Condition My Condition Was In) de Kenny Rogers & The First Edition -por partida doble, un video con la banda y otro extraído del filme-; Ataypura de Yma Sumac; My Mood Swings de Elvis Costello, y finalmente Gnomus de Pictures at an Exhibition de Modest Mussorgsky, sobre la base de la versión sinfónica de Maurice Ravel.













31 enero 2012

LAST SPLASH (The Breeders, 4AD/Elektra Records, 1993)



Desde las atrevidas minifaldas de las chicas «ye-yé» hasta la iconoclasia de las vocalistas chirriantes del punk, las pulsiones femeninas han sido infaltables «compañeras de ruta» en el rock. La libertad sexual, el baby-boom de los años sesenta, el cuestionamiento de los roles masculinos y femeninos, la ruptura generacional y el despegue de la industria del disco fueron los principales factores del surgimiento de una creciente legión de muchachas que irrumpieron con la guitarra eléctrica en alto. Es probable que la primera cantante sexy del rock haya sido Cilla Black, quien en los años sesenta cosechó éxitos gimiendo hermosas melodías al estilo de la Tamla Motown, pero agregándoles el sonido beat de Liverpool. La «década prodigiosa» conoció también varios grupos femeninos. Las Ronettes, las Crystals y las Chiffons, por ejemplo, eran las típicas vocalistas que unían el canto con el baile sobreensayado, lejanas precursoras de los montajes coreográficos de las divas del pop actual. En la ribera opuesta, las chicas garageras capitaneaban un estilo propio con más desenfado y menos cálculo. Solían usar apelativos rebuscados al estilo de Lady & The Tramps, Lonnies Legends & The Corrents, Corky Ray & Audiofaze, Silky & The Shantungs, aunque también había quienes preferían ser más concisas (Darby Sisters, The Summits, etcétera).


Con la llegada de la psicodelia y el flower-power de la Costa Oeste de San Francisco, las féminas edulcoraron el ambiente con himnos a la paz y canciones arropantes de amor, como Mama Cass y Michelle Phillips, de Mamas and The Papas, y Grace Slick, de Jefferson Airplane. Una excepción, menos por vocación que por su turbulenta personalidad, fue Janis Joplin. Con fama de conflictiva y estigma de alcohólica y heroinómana, la intérprete de Cry baby y otros clásicos conmocionó el cotarro con sus ronquidos y alaridos desprendidos de un auténtico sentimiento del desgarro.


Con Nico, la musa de la banda estadounidense Velvet Underground, comenzó un nuevo ciclo para las adolescentes amantes del rock. Ella, sin saberlo quizá, le dio un soplido cool al pop. Camino que seguiría Patti Smith, quien prácticamente recitaba en vez de cantar, poetizando el rock underground. Por contraste, su puesta en escena no era nada sosegada: se complacía con fingimientos masturbatorios y otras erotomanías. Pero la campeona en obscenidad fue la líder de la banda neopunk Plasmatics, Wendy Orlean Williams, experta en sexo mórbido, que incluía en sus shows desnudos y taladros eléctricos propios de los psicokillers.


Los últimos años de la década de los setenta y los inicios de los ochenta fueron pródigos en cuanto a la presencia femenina en bandas de rock. Un icono de la época fue, sin duda, Deborah Harry, la conejita sensual de Blondie. En los mismos carriles del new wave transitaban Kim Wilde, Chrissie Hynde (vocalista y compositora de The Pretenders), grupos como The Go-Go’s o las Bangles, o las siempre bienvenidas Cindy y Kate de los B-52’s (discípulas confesas de la visionaria Yoko Ono). Entre la saga punk, sería imposible omitir a las pioneras Slits y a diosas como Siouxsie Sioux (The Banshees), Poly Styrene (X-Ray Spex), Poison Ivy (The Cramps) y Exene Cervenka (X de Los Angeles). En otras tendencias se ubicaban Laurie Anderson, Suzanne Vega y la ex Fleetwood Mac, Stevie Nicks, cada una pionera en su estilo. Sin olvidar a la holandesa Mariska Veres de Shocking Blue.


Esto sin dejar de lado a otras exponentes de orientación más pop, que combinaban el look rockero con la plasticidad tan cara al marketing, como Suzi Quatro, Joan Jett, Pat Benatar, Nina Hagen y, para el mercado hispanoparlante, Alaska de España. Y aun hoy, en esta época marcada por el post-rock, subsisten cantantes y bandas femeninas de fuste, amadrinadas por Kim Gordon (Sonic Youth) y Kim Deal (Pixies).


Valga toda esta extensa introducción para hablar de The Breeders, banda liderada precisamente por la inquieta y atractiva ex Pixies Kim Deal, sin duda uno de los íconos del noise pop. The Breeders fue un proyecto trunco de la adolescencia de Kim, surgido muchos años antes de los Pixies, cuando ella y su hermana gemela Kelley tocaban en algunos clubes en Ohio. En 1989, en pleno apogeo de Pixies tras el aclamado Doolittle (1989), Kim decidió juntarse con Tanya Donnelly (Throwing Muses) para revivir The Breeders; el resultado fue el álbum Pod (1990), disco de culto para los seguidores del rock alternativo (es muy citada la opinión de Kurt Cobain considerándolo uno de los álbumes que más lo influyeron). Sea como fuere, recién con su siguiente álbum, Last Splash (1993), la banda consiguió altos cotos de popularidad y la unánime y merecida aceptación de la crítica.

Para Last Splash, hubo algunos recambios que posiblemente facilitaron que el sonido siguiera una dirección más vitalista y noise en relación con su álbum debut. El primero fue el alejamiento de Donnelly y su reemplazo por Kelley, quien retomaba de este modo el proyecto original de las hermanas. El segundo fue la incorporación de Jim MacPherson en la batería, tras el retiro de Britt Walford. La tercera variación fue quizá más determinante: Kim Deal asumió la producción del disco junto con Mark Freegard (Pod había estado a cargo del productor Steve Albini). Asimismo, Kim se atrevió con un instrumental más variado que en su disco debut: aparte de la guitarra eléctrica, toca el moog y el casiotone; Josephine Wiggs no solo se limita al bajo como en Pod, sino se luce con el contrabajo y el violonchelo; mientras permanece Carrie Bradley en el violín. Finalmente, hay un elemento clave: Last Splash es su primer disco post Pixies y no un proyecto paralelo como en el caso de Pod. Debió de haber sido como un renacimiento para Kim Deal, sobre todo si se toma en cuenta que había roto lanzas con “los duendes traviesos” porque Black Francis se había robado todo el protagonismo en Trompe Le Monde (1991).


El álbum se inicia con New Year, que deja ver una notoria influencia de Sonic Youth. "Soy el sol/ soy el nuevo año/ soy la lluvia/ soy el camino a casa", canta Kim en tono redentor. Enseguida los riffs pegadizos de Cannonball nos ponen sobre aviso de que estamos ante un clásico de los noventa: un tema absolutamente contagiante, directo, con cambios imprevistos y coros llamativos, que hacen imposible no seguirle el compás y retener el ritmo en la memoria, claves del buen pop-rock aplicadas aquí con el añadido de una letra que no está a la zaga de la música: "Escupiendo en los buenos deseos/ Soplando el infernal estrépito/ soy el último chapoteo// Te conozco pequeño libertino/ Sé que eres el verdadero arrullo// Te deseo arrullante bala de cañón/ en la sombra". Por si fuera poco bocado, Kim se contactó con su tocaya de Sonic Youth y el cineasta Spike Jonze -¿Quieres ser John Malkovich?, Ladrón de Orquídeas (Adaptation), Jackass-, quienes dirigieron un video-clip inmejorable para regusto de los homo videns (en relación con Kim Gordon, en verdad le devolvió el favor, pues ya antes Kim Deal había aparecido en el video de Little trouble girls de Sonic Youth, apoyando en las vocales tal como figuró en el álbum Washing Machine).


The Invisible Man y No Aloha podrían haber sido incluidas perfectamente en Bossanova, ambas se influencian del estilo del álbum de los Pixies, con esos inicios arropantes que luego desembocan en acelerados ritmos rockeros. Roi combina el experimentalismo electrónico con riffs propios del hard rock, con feedbacks y variaciones que otra vez nos recuerdan a Sonic Youth. El nombre es en verdad una transliteración de Raw, cuya letra se reduce a una sola frase: "Raw: where the shot leaves me gagging for the arrow". Por lo demás, un track tributario de los lejanos experimentaciones minimalistas de McCartney en el White Album; me refiero a canciones como Wild Honey Pie y Why don’t we do it in the road? (no por nada los Pixies habían realizado un cover de Wild Honey Pie en su presentación en la BBC).


Prosigue la canción de amor Do you love me know?: tremenda melodía, hermosa entonación y armonías vocales, una de las gemas escondidas de este álbum, cuya letra parece una súplica a punto de tornarse en un mandato: "Me amaste antes/ Me amas ahora?/ Regresa a mí de una vez/ Vamos, Vamos, Regresa de una buena vez!!". A continuación escuchamos el electrizante instrumental surf-rock Flipside (ya con los Pixies había versionado el Cecilia Ann de los Beach Boys), luego el power pop I just wanna go along, cantado por su hermana Kelley, para aquietarse nuevamente en Mad Lucas (¿elogio de la locura o crítica?).



La influencia beatle se hace notoria en Divine Hammer, pues mantiene la estructura simple y la cadencia de muchas canciones de la época del A hard day's night; es más, no creo exagerar si afirmo que rebosa similar hálito de frescura, aunque con un sonido mucho más potente, ciertamente más "noventero". S.O.S. es un instrumental de sonido absolutamente garagero y psycho, mientras que Hag es un pop rock al estilo de Blondie que demuestra la gran sensibilidad melódica de Kim para combinar letras sencillas con rasgueos y armonías cautivantes. Saints es otra pieza maestra de pop con acento heavy, que hubiera podido cantar perfectamente Joan Jett & The Blackhearts en los años setenta. Despide el disco un exquisito cover de la balada country Drivin’ on 9, y como coda, una versión más corta (de menos de 50 segundos) de Roi.



Last Splash es un muestrario de lo mejor del pop rock de los noventa, así como del inmenso entusiasmo y talento que despliega Kim Deal en cada uno de sus proyectos musicales, sea con The Breeders, antes con los gloriosos Pixies, o luego con The Amps.



CATEGORÍA: Alternativo.


VEREDICTO: Notable.


CANCIONES CLAVE: Cannonball, Roi, Do you love me know?, Slipside, Divine Hammer, S.O.S., Saints, Drivin' on 9.