29 febrero 2012

SOUNDTRACK: "THE BIG LEBOWSKI" (Joel & Ethan Coen, 1998)



Pocas películas tan hilarantes, disparatadas, incongruentes, fallidas y al mismo tiempo memorables como The Big Lebowski (1998). Considerada una "película de culto", desde hace más de una década se organizan festivales en su homenaje en Los Ángeles y Londres, entre otras ciudades angloparlantes. La devoción de sus admiradores por esta cinta ha llegado al extremo de crear una logia virtual denominada dudeísmo (dudeism), inspirada en el "pensamiento guía" de The Dude, alias del personaje central de la película, Jeffrey Lebowski (un notable Jeff Bridges). El dudeísmo se puede resumir en una de sus frases: "The Dude abides" ("El Amigo se atiene" o "El Amigo cumple"), lo cual se expresaría en un estilo de vida lejano del sueño americano: el personaje es un ex hippie, aficionado a la marihuana, el yoga y los bolos, desempleado por convicción y ex activista en las revueltas de Seattle, quien es percibido desde el sector integrado al sistema como un "vago" ("you're a burn, a deadbeat!", le grita en una escena su homónimo millonario). Como contrapartida, su mejor amigo es un ex marine combatiente en Vietnam y converso al judaísmo, quien en pensamiento y acción se ubica en las antípodas de todos los valores (o antivalores) de The Dude. En medio de ambos, el despistado Donny solo destaca cuando debe demostrar sus habilidades en el juego de bolos. Pero si hay un elemento que homogeniza a este peculiar trío es la carencia de dinero. Por eso, más que en la historia o en su narrativa -entretenida en su laberinto de escenas aleatorias-, la fuerza de la película reside en su caracterología: personajes indemostrables, cuya existencia solo puede ser posible dentro de los límites del pastiche o el cómic, pero que se realizan en la pantalla en la medida en que ironizan algunos aspectos de muchos espectadores, en un ámbito inter (o extra) generacional. Por eso también puede haber lecturas contrapuestas: habrá quien vea en The Dude un pretexto para la comedia negra, cuyas víctimas propicias serían los nostálgicos de la era del hippismo y el activismo político; pero habrá igualmente quien pueda descubrir en el subtexto una crítica antiglobalización a modo de parodia.


Como todo buen hippie, The Dude expresa sus convicciones no solo en el discurso sino en sus preferencias musicales, y de modo coherente se deleita escuchando más de una canción de CC Revival con la misma pasión con la que luego mostrará su aversión por los Eagles. De todos modos la música de ambas bandas figura en el soundtrack del filme, el cual por lo demás es absolutamente flexible con los géneros en los que se desenvuelven los músicos e intérpretes: de Bob Dylan a Gipsy Kings, de Elvis Costello a Yma Sumac, de Henry Mancini a Mussorgski, el abanico sonoro es tan amplio como los gustos de los hermanos Coen y el productor musical T-Bone Burnett.


La Secta del Ruido ha elaborado a partir del soundtrack la siguiente lista: The Man in Me de Bob Dylan; Just Dropped In (To See What Condition My Condition Was In) de Kenny Rogers & The First Edition -por partida doble, un video con la banda y otro extraído del filme-; Ataypura de Yma Sumac; My Mood Swings de Elvis Costello, y finalmente Gnomus de Pictures at an Exhibition de Modest Mussorgsky, sobre la base de la versión sinfónica de Maurice Ravel.